Jefe de OMS amenaza

El jefe de la OMS no es sólo cínico. Es perverso. Parafraseando a Lobaczewski diré que los psicópatas y otros tipos de desquiciados se coluden en instituciones ponerogénicas (como la OMS) para sentirse distanciados del resto de la comunidad humana. Este supuesto de «excepcionalidad» los autoriza a lanzar amenazas y atemorizar al resto del mundo buscando ganar ventaja para los intereses que representan y satisfacción para su enfermiza ansia de poder.

La OMS, su jefe y el resto de  sus burócratas representan los intereses de la élite del Poder Mundial agrupada en el Foro de Davos que ahora lo maneja Estados Unidos.

La OMS y la “Coalición para las innovaciones de preparación para epidemias” (CIPE), creada por el Foro, “descarrilaron” la Pandemia.

La CIPE agrupa a las fundaciones “filantrópicas” como la de Bill y Melinda Gates; a los grandes consorcios farmacéuticos como Gilead Sciences, Johnson y Johnson, Pfizer, GSK, Sanofi; a institutos de “investigación” para vacunas como John Hopkins; a varias universidades integrantes del grupo Universitas 21 que opera en los cinco continentes aparte de la de California, Texas, Stanford; a los 35 laboratorios P4 de EEUU, Europa, Israel, Japón; a 12 estados europeos del eje sionista que dirige y controla Estados Unidos; a ONGs poderosas como Médicos sin fronteras, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, el Foro Regulador Africano de Vacunas, el Instituto Nacional de Normas y Control Biológicos, The Wellcome Trust; a otras instituciones de la ONU como UNICEF, por citar sólo algunas. Todos los intereses de esta y de la vasta institucionalidad que integra la “Coalición” para seguir extendiendo la pandemia, “descarrilar” otras, y producir medicamentos y vacunas son los intereses que defiende el jefe de la OMS en nombre de la “solidaridad y el liderazgo global” (leer artículo y ver video aquí https://actualidad.rt.com/actualidad/365798-jefe-oms-alerta-ultima-pandemia-prepararse-proxima?utm_source=Email-Message&utm_medium=Email&utm_campaign=Email_daily).

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ONU-PMA: Covid19, hambruna y “humanitarismo”

 

Alizo Rojo

 El instrumento más eficaz y rentable para la extinción de los pobres es el hambre. Su aliados, el bioterrorismo (Ebola, SARS, Chikinguña, VIH, Dengue, Malaria…), la “ayuda humanitaria” (ONU, ONGs, Cáritas, Iglesias, Fundaciones, “filántropos»

El pasado 22 de agosto, el director del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, David Beasley, declaró a la agencia TASS rusa que según todos los datos que dispone esta organización, incluido el pronóstico del propio PMA, se prevé que para fines de este año habrá un incremento del 80 % (a nivel mundial) en el número de personas que padecen “inseguridad alimentaria”: de 140 millones antes de la pandemia a 270 millones. En América latina el número de personas que padecen hambre aumentará en un 269%. En el este y centro de Asia, “se espera un crecimiento” del hambre del 135% y en Sudáfrica del 90%. Esto, dijo el funcionario, “apunta a una hambruna de proporciones bíblicas«.

 

Acotó: “El hambre en el mundo ya está por las nubes…Si no actuamos de inmediato, muchos morirán, los niños sufrirán las consecuencias de la desnutrición durante muchos años y el mundo entero retrocederá…Esta crisis, sin precedentes requiere una cantidad increíble de dinero: el PMA necesita 4.900 millones de dólares durante los próximos seis meses para continuar su labor humanitaria en 83 países…El PMA es la única esperanza de supervivencia de estos países”

 

Con relación a estas aseveraciones y a otras que usted puede leer aquí, hago las siguientes precisiones:

 

UNO: El actual Director Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos de la (PMA-ONU), David Beasley, es judío sionista nacido en Carolina del Sur-Estados Unidos. Fue demócrata primero y como tal miembro de la Cámara de Representantes desde 1979 hasta 1995. Se cambió al partido republicano para hacerse gobernador de su Estado entre 1995-99. Ha integrado la “misión de paz” de la ONU en Kosovo (Kosovo-Force) azuzando las matanzas y persecuciones entre serbios y albaneses y asegurando la fragmentación de la ex–república de Yugoeslavia como parte del plan de los Estados Unidos para su hegemonía sobre los Balkanes. También ha integrado “misiones de paz” en Sudán Túnez y Yemen. Países desmembrados por la agresión USA-OTAN desde 1990 hasta la actualidad y donde actualmente impera el caos y la violencia entre bandas paramilitares; la corrupción generalizada en sus gobiernos e instituciones; el tráfico de drogas; el lavado de dinero; la prostitución y trata de niños; el crimen y la violencia institucionalizada; la informalidad, la desocupación y el hambre.

DOS: El eufemismo “inseguridad alimentaria” oculta la realidad de extinción que implica toda hambruna. La ONU y sus programas han creado un neolenguaje para ocultar su complicidad con la muerte por hambre. Igual han hecho con el sexo que ha pasado a identificarse como “género”; la homosexualidad como “Queer”; el bioterrorismo como «pandemia”, entre otros.

TRES: Producir hambrunas de “proporciones bíblicas” es lo que siempre ha hecho la ONU instrumentalizando guerras, genocidios, etnocidios, magnicidios, bio-terrorismo, usurpación de territorios, invasiones, masacres con sus instituciones financieras, sus organismos de asistencia técnica, sus programas, sus agencias, sus “cascos” azules y blancos, sus cruz y media luna rojas, sus médicos sin fronteras, su ACNUR. La “Carta” que guía su derrotero es la Biblia. Guterres, como todos sus anteriores secretarios generales, son judeocristianos (católicos o protestantes, igualito es). Lo son igualmente quienes dirigen sus “aparatos” encargados de escarnecer el hambre, el analfabetismo, la ignorancia, la destrucción, el caos. Decir que “el PMA es la única esperanza de supervivencia de quienes se mueren de hambre en el mundo”, es perverso.

CUATRO: Lo que desde siempre animó a los judíos y a los bastardos judeocristianos es el exterminio de los que según ellos no deben habitar la tierra que su Dios les habría legado en propiedad. Está escrito de Deuteronomios 20.  Si la espada, los venenos y las pestes eran antes los instrumentos elegidos por su Dios para exterminar a los “no elegidos”, hoy son los Comandos Combatientes Unificados, las Fuerzas de Operaciones Especiales, la OTAN, las bases militares, las agencias de espionaje y seguridad nacional que maneja Estados Unidos, sus aliados sionistas europeos e Israel. Este vasto y complejo aparato militar para el exterminio se complementa con la ingeniería genética, la biotecnología y la inteligencia artificial en los Laboratorios P4 para la manipulación genética de los virus. Estados Unidos tiene 10 laboratorios P4 y controla más de 25 en Europa, Israel, Japón.

CINCO: La alianza sionista judeo-cristiana, euro-estadounidense-israelí, creó en el Foro de Davos, en 2017, la llamada “Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias” (CEPI). Conjuntamente con la Organización Mundial para la Salud (OMS) de la ONU, “descarrilaron” la pandemia del Coronavirus para el exterminio de los racialmente “indeseables”: negros, amarillos, mestizos, árabes, persas; y de los socialmente “inútiles”: los pobres extremos, los migrantes, los viejos, los pensionistas, los enfermos crónicos. Aliados insustituibles de la “pandemia” para el exterminio generacional son la pobreza, el hambre y la “ayuda humanitaria”.

SEIS: El PMA se estableció en 1963 dentro de la ONU. Cincuenta y siete años después su ponerogénico director se “lamenta” -en  clave bíblica- por los millones de hambrientos en el mundo. Que quede claro, los hambrientos en el mundo no existen por la pandemia. Vienen de siglos de colonialismo y de neocolonalismo europeo y estadounidense. Vienen de la “ayuda humanitaria” de la Iglesia, del Estado, de la ONU, de las ONG. Vienen de neoliberalismo y globalismo. Cuantificarlos estadísticamente le sirve a la ONU y al PMA para exigir miles de millones de dólares a sus Estados miembros. Estos, a su vez, acudirán al FMI, al BM, al BID, a la USAID en procura de préstamos. De este modo se cierra el círculo de la iniquidad que hace más pobres a los pobres mientras los burócratas dorados de la “ayuda humanitaria” engordan y hacen de la pobreza y el hambre sus aliados funcionales.

 

SIETE: Aludir a Bangladesh, Yemen y el Líbano como lugares donde el PMA está llevando “ayuda humanitaria” no es sólo cínico sino también demencial. Veamos.

 

Bangladesh. Nadie medianamente informado ignora que la partición de la India en los “dominios” de India y de Pakistán, allá por 1947, fue la primera concreción del “divide y vencerás” de Julio César llevada a cabo por el imperialismo estadounidense.

 

Ciertamente, la partición de la India en los Estados de India y de Pakistán fue hecha por los colonialistas británicos violentado una realidad histórica que hindúes y musulmanes habían construido superando diversidades étnicas y de religiosidad. Los ingleses quebrados en su economía al terminar la II GM se despojaron de su “joya colonial” para satisfacer los intereses del nuevo hegemón imperial surgido de esa guerra. La ONU, inauguraba así, su rol obsecuente al servicio del imperio estadounidense.

 

A esta partición se agregó luego el desmembramiento del “dominio” de Pakistán en el de Oriente y Occidente. Esto produjo millones de desplazados por la separación violenta de sus antiguos vínculos familiares y étnicos.

 

Veinticuatro años después (en 1971) Estados Unidos decide apropiarse de Pakistán Oriental rebautizándolo como Bangladesh. Utiliza para  esto a la India. Un nuevo éxodo y millones de refugiados por cuestiones familiares, étnicas y religiosas, fue lo que produjo. 

 

Desde entonces la situación de pobreza y de hambre de Bangladesh no ha cambiado sino que se ha complejizado gracias a los milagros del crecimiento económico (PBI) con base en las exportaciones de textiles y de materias primas; las inversiones en macro infraestructura; la financiarización bancaria; la sobre explotación del trabajo; la extensión de la informalidad constituida por millones de migrantes pobres del campo que viven hacinados en los suburbios de la ciudad sin los servicios básicos esenciales, sin educación, ni salud, ni seguridad; expuestos a la violencia y la delincuencia institucionalizadas. Los otros ingredientes del PBI son la especulación, la corrupción, el cohecho entre las instituciones financieras y sus inversionistas extranjeros y nacionales con las autoridades del gobierno a todo nivel. La industria textil, por ejemplo, está en manos de grandes consorcios extranjeros (Benetton, H&M, Miado ango, El Corte Inglés), que maximizan sus ganancias extendiendo jornadas de trabajo de hasta tres turnos y pagando salarios de hambre a miles de mujeres y niños. De los 60 millones de niños que tiene Bangladesh, treinta viven en condiciones de extrema pobreza asediados por el castigo corporal, los matrimonios obligados, la prostitución, la trata, la mortalidad antes de los 5 años, el analfabetismo, la ignorancia, el hambre.

 

Bangladesh tiene, además, el problema de los “refugiados” rohingya que huyen de la persecución del gobierno del Estado de Myanmar que dirige la premio nobel de la paz de 1991, Aung San Suu Kyi. Ésta ha sido enjuiciada por delitos de limpieza étnica contra los rohinya, pero la ONU apoya sus acciones y ha calificado a esos expulsados de su propio territorio como un “pueblo sin Estado y sin amigos».

 

Yemen. Sólo diré que para el 2015 en que la coalición sionista Saudí-Estados Unidos-Reyno Unido y Francia deciden invadir el territorio yemení para exterminar a los hutíes-chiítas, ese país ya era el más pobre de la región. Su situación de hambre, pobreza e ignorancia viene de lejos debido a la acción depredadora de sus ingentes recursos energéticos y mineros y su posición geoestratégica. A esto se suma la acción sectaria, genuflexa y entreguista de los sátrapas monárquicos de los Estados árabes de Qatar, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Egipto, Jordania, Marruecos, Sudán y Senegal. La hambruna en Yemen tiene la impronta del sionismo euro-estadounidense-israelí, la de sus  aliados árabes y el amén de la ONU y el “humanitarismo” de su Programa Mundial de Alimentos (PMA).

 

Azuzando un conflicto tribal entre tutsis y hutíes, como lo hicieron antes en Ruanda entre hutus y tutsis, los sionistas euro-estadounidense-israelíes y sus aliados de las corruptas monarquías árabes, pretenden desmembrar Yemen por su posición estratégica con relación a Irán, a Irak y a Arabia Saudita sin dejar de mencionar su control sobre el estrecho de Bab el Mandeb (la Puerta de las Lágrimas) que comunica el Mar Rojo con el Océano Índico. Por este estrecho pasa todo el petróleo saudí hacia Europa. Si el eje sionista se apodera de Yemen y arrebatara a Irán el control de ese otro estrecho estratégico que es Ormuz controlaría la ruta marítima por donde circulan el 30% del petróleo y el 30% del gas licuado. Inclinar la balanza por este lado es la “esperanza de supervivencia”, no de  los pobres, sino del imperio sionista al que sirve la ONU y su PMA. Israel ya ha iniciado la construcción de una base militar en el territorio Yemení justo en la zona de refugio de los insurgentes hutíes en previsión de una futura invasión a Irán. La hambruna en Yemen tiene una larga historia de colonialismo, de invasiones, de destrucción militar y de bioterrorismo. La pandemia made in USA es sólo un ingrediente y, con seguridad, no el último.

Líbano. La historia de las hambrunas aquí tiene una larga data vinculada con las ambiciones expansionistas de Israel sobre el territorio libanés en procura de sus recursos y de su dominación. Estas ambiciones produjeron desplazamientos masivos de hombres, mujeres y niños huyendo del terror sionista. Consecuentemente, produjo hambre y desesperación.

La ONU avaló todas y cada una de las agresiones judías. Socavó la integridad territorial y étnica del Líbano con su llamada “Fuerza Provisional de las Naciones Unidas promovido para el Líbano (UNIFIL por sus siglas en inglés). Hizo la vista gorda frente al escarnio israelí de sus hipócritas resoluciones como cuando el cerco a Beirut en 1982 que produjo miles de muertos y otros tantos de desplazados. Favoreció la corrupción en todos los estamentos de gobierno, la banca, las empresas, los negocios con su “Misión de Observadores de Naciones Unidas autorizada por la Resolución 516. Esto incrementó el número de desplazados, extendió el hambre, la desocupación, la precarización de los servicios públicos.

Llegado el verano del 2006 Israel desencadenó una nueva agresión. Como en anteriores oportunidades Europa, Estados Unidos y el aparato de la ONU     aportaron la logística sin perder de vista sus propios intereses geoestratégicos.  Luego de la derrota israelí por la milicia libanesa Hezbolá, Estados Unidos y sus aliados sionistas europeos deciden intervenir en la economía (FMI-BM), las finanzas (Banco Central) y el comercio (OMC). Flexibilizan leyes y reglamentaciones; minimizan el rol del Estado; privatizan la educación, la salud e incrementan los impuestos a los servicios públicos. Inducen y apoyan la estructura confesional del ejercicio de los poderes del Estado lo que profundiza no sólo la crisis económica, social, política e ideológica del país sino que desencadena una espiral de corrupción a través de la banca y su “Esquema Ponzi”. Aparecen nuevos millonarios todos los días. Las ONGs “sorosianas” entran al terreno de la sedición y la violencia siguiendo el modelo de las “primaveras árabes” y los “golpes suaves” ensayados en Yugoeslavia, Egipto, Libia, Ucrania, Venezuela. Los tontos útiles de la generación de los “milenials” creen encontrar la oportunidad de hacer posible la sociedad hedonista del placer y del caos anarquista que George Soros llama “sociedad abierta”. Muchos jóvenes que por efecto de la crisis han dejado los estudios por el encarecimiento de las pensiones y de los materiales para el estudio entran en el juego sedicioso. Otros provienen de la informalidad terciaria ante la ausencia de oportunidades laborales. En el Líbano, el hambre dejó de ser sólo una realidad rural para hacerse también urbana y afectar estratos de jóvenes y adultos.

La complejidad del hambre que advierten estos y los demás países pobres del orbe tiene particularidades que están siendo utilizadas por las plutocracias imperiales y locales con fines políticos de destrucción y de nuevo orden. Sólo unos pocos son los Estados “civilizados” de Occidente los llamados a formar parte de la élite dominante bajo el liderazgo de Estados Unidos. Del resto del mundo, unos formarán parte de la “gran despensa” de recursos alimenticios, mineros y energéticos y los otros se extinguirán. Es el mandato “natural” para la instauración de un gobierno fuerte y un estilo de gobernanza mundial que se ajuste a las exigencias de la IV revolución industrial en la era digital.El instrumento más eficaz y rentable para esa extinción es el hambre. Su aliados, el bioterrorismo (Ebola, SARS, Chikinguña, VIH, Dengue, Malaria…), la “ayuda humanitaria” (ONU, ONGs, Cáritas, Iglesias, Fundaciones, “filántropos”).  

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La CEPI y la OMS: Entendimiento Foro de Davos-ONU

Alizo Rojo

Primero, algunas precisiones:

La cantidad de dislates que la OMS ha difundido a lo largo de su historia y particularmente durante la actual pandemia del Covid19, ha puesto en evidencia que su director general y sus más altos directivos son unos “asociados ponerogénicos” que asumen que todos somos igualmente unos desquiciados mentales y que vivimos en sociedades ignorantes.

Hace unos días su director ejecutivo para Emergencias Sanitarias advirtió que la población mundial “no está cerca para nada de los niveles de transmisión de inmunidad de rebaño necesarios para detener la transmisión del coronavirus”. Su director salió después a decir que la pandemia terminará en dos años porque “tenemos la tecnología y el conocimiento necesario para detenerlo”.

Aunque lo de “tenemos” me parece presuntuoso para un oscuro tecnócrata y para una institución de oscura trayectoria de engaño y corrupción, lo que sí es cierto es que los pronósticos apocalípticos de la “Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias” (CEPI), de la que forma parte la OMS, han quedado desmentidos por la ciencia y la tecnología de Rusia y China. Estos son los dos primeros Estados en patentar una vacuna contra el SARS 2 productor del Covid-19. Una vez más, el avance científico se ha impuesto por encima de los diferentes tipos y grados de las patologías psicológicas de los principales mentores de la CEPI y de la OMS.

Segundo, lo que hay detrás (o adelante) de la dupla CEPI-OMS:   

La CEPI es la organización “público-privada” que tiene como objetivo “descarrilar las epidemias acelerando el desarrollo de vacunas”. Fue fundada en 2017 por el Foro Económico Mundial de Davos o “Foro de Davos”.

Esta “coalición” la integran y co-financian, entre otros: La Fundación estadounidense Bill y Melinda Gates. La londinense The Welcome Trust establecida en 1936 para financiar y “lograr mejoras extraordinarias en la salud apoyando a las mentes más brillantes” y es la segunda fundación benéfica más rica del mundo después de la de los Gates. La integran igualmente un consorcio de Estados conformado por Noruega, Japón, Alemania, Canadá, Etiopía (lugar de origen del actual director de la OMS), Australia, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Gran Bretaña y la Unión Europea.

“Científicos” de las principales industrias farmacéuticas de los estados consorciados forman parte de sus diferentes comités de asesores. Los laboratorios de estas industrias están abocados a la producción de vacunas contra el Covid19 y ya han firmado compromisos para su comercialización recibiendo multimillonarios subsidios.

Esto quiere decir que la CEPI, maneja y controla el “descarrilamiento” y los negociados de las “pandemias” consideradas prioritarias por la OMS. Entre otras: El coronavirus del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV). El coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2) o actual Covid-19. El virus Nipah-Malasia que debe su nombre al lugar donde se aisló por primera vez en 1998 y cuyo reservorio natural se dice son los murciélagos y los cerdos. El virus de la Fiebre de Lassa o fiebre hemorrágica que se aisló en Lassa-Nigeria en 1969 producida por un virus de la familia Arenaviridae que habita en ratas de la familia Muridae como la rata africana de pelaje suave (en 2009 apareció en Europa en forma aislada). El virus de la Chikunguña, mal llamada Chikungunya, que se detectó por primera vez en 1962 en Tanzania. Es producida por la picadura del mosquito Aedes que igualmente trasmite la fiebre amarilla, el dengue, el zika. Los cuatro virus están vivitos y matando en los continentes de  mayor pobreza del mundo.

En 2017, Estados Unidos, impuso la “Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias” (CEPI) a sus socios de Norteamérica, de Europa occidental y nórdica, de Oceanía y del Asia oriental cuya relación ya indiqué. Lo hizo  utilizando el Foro de Davos.

Estados Unidos se anticipaba así al Acuerdo de junio del 2019 entre la ONU y el Foro de Davos para “reformar” la gobernanza del mundo sustituyendo la “ficción” de los Estados en la toma de decisiones globales por la “realidad” de las grandes transnacionales. Subrayaba igualmente el carácter subsidiario que desde 2009 pasó a tener la ONU respecto del Foro de Davos. (Sobre esto volveré en otro artículo).

Lo que ahora importa decir es que en Octubre del mismo 2019, las élites del poder sionista mundial anunciaron en el “Foro de Davos” el “descarrilamiento” del Covid-19 con “simulacro” y todo. A este lo llamaron “Evento 201” y usted lo puede ver en Youtube.

El “evento” fue organizado  por el Centro Johns Hopkins para la Seguridad en la Salud, el Foro Económico Mundial, el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas estadounidense, la Fundación Bill y Melinda Gates y otros. Todos integrantes de la “coalición” CEPI,

Sus promotores anticipaban que la pandemia del Covid-19 terminaría a los 18 meses con 65 millones de muertos y el 90% de la población mundial contagiada. Que la pandemia no sólo causará grandes enfermedades y pérdidas de vidas, sino que también tendrá importantes consecuencias económicas y sociales en cascada y producirá gran sufrimiento global.

Complementando este mensaje apocalíptico de la pandemia, el Foro de Davos lanzó, en enero 2020, el “Manifiesto” consensuado por las élites sionistas del Poder mundial sobre la urgencia de transformar el capitalismo para asegurar “su futuro global”. Para esto es urgente, dijo su mentor principal Klaus Schwab (economista de origen alemán graduado en Harvard), “posicionar a las corporaciones privadas como fideicomisarios de la sociedad y como la mejor respuesta a los desafíos sociales y ambientales de hoy”. El “Acuerdo” (MOU por sus siglas en inglés) de 2019 entre el Foro y la ONU enfatiza esto, precisamente.

En cuanto a la OMS lo que hay que decir es que desde su fundación en la ONU en abril de 1948 y ahora como parte de la CEPI (que depende del Foro de Davos), ha tenido bajo su responsabilidad la diseminación de cuanta peste, enfermedad, endemia y pandemia existe en el mundo no-blanco.

La dupla CEPI-OMS evidencia el “entendimiento” entre el Foro de Davos y la ONU. Son los organismos encargados de instrumentalizar el terror generado por la pandemia para adecuar la sociedad, sus poblaciones, el medio ambiente, la economía y los Estados, al Poder del Nuevo Orden Capitalista en la llamada IV Revolución Industrial y al nuevo sentido de la gobernanza mundial desde la perspectiva sionista euro-estadounidense-israelí.

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Líbano: Golpe Suave otra vez. ¿Para qué?

La “crisis” y la escalada de “protestas”, que se suceden en El Líbano y que “explotaron” en el puerto de Beirut el pasado 04 de agosto aparejando la “renuncia” del gobierno y el arribo de “ayuda” de los “humanitarios” gobiernos europeo occidentales evidencia que estamos ante una reedición de «Golpe Suave».

Alizo Rojo  

Ante la “crisis” económica y la escalada de “protestas”, que desde hace meses se suceden en El Líbano y que “explotaron” en el puerto de Beirut el pasado 04 de agosto aparejando la “renuncia” del gobierno y el arribo de “ayuda” de los “humanitarios” gobiernos europeo occidentales, diré que  estamos ante una nueva temporada de la serie “Golpe Suave” producida, dirigida y financiada por la alianza sionista euro-estadounidense-israelí-saudí con guión escrito por Gene Sharp y sus asistentes Helvey, Ackerman y OTPOR-Canvas. 

La serie da cuenta de los procesos sediciosos de las “revoluciones de colores”, “las primaveras árabes”, “las manos blancas” en escenarios  como Serbia, Georgia, Ucrania, Kirguistán, Egipto, Libia, Honduras, México, Guatemala, Venezuela, Siria. La temporada actual tiene como escenario Irak, Siria, Yemen, Irán, Palestina, Líbano. 

El objetivo de cuanto “golpe” se sucede es producir el “caos” que reclama el advenimiento de la llamada “sociedad abierta” de inspiración Poperiana y dólares Sorosianos para permitir la llegada del Poder único, la única economía, la sola religión del supremacismo sionista blanco.

En la presenta etapa mercenarios, sicarios, anarquistas occidentales, sectas LGTBI-Queer, y tontos útiles “luchan” contra gobiernos constituidos siguiendo la táctica de la «No-violencia» en busca de libertad y «estados autónomos». 

La táctica del «Golpe Suave» contrariamente a lo que pregonan sus psicópatas creadores y sus igualmente desquiciados seguidores (identificados o no como “muyahidines”), es una estrategia de acción violenta y de terror, funcional a la injerencia de la CIA, USAID, la OTAN, el Mossad Israelí, el M16 británico, el BND alemán, la DGSE de la “madre Francia”  para “destruir” Estados opuestos a los intereses geopolíticos y económicos del eje sionista que dirige Estados Unidos.

Se trata de una táctica para el establecimiento de «Estados fallidos» o «Estados desmembrados» en manos de «gobiernos de transición», o electos en procesos fraudulentos, políticamente controlados por sus fuerzas armadas y que a su vez responden ante  el Ce-Comand de los Estados Unidos, en el caso de Oriente Medio, África, Asia.

No nos engañemos. Detrás de lo que hoy ocurre en El Líbano se esconde una estrategia de mayor alcance que tiene que ver con el reordenamiento del Oriente Medio en eso que que desde el 2001 se denomina el “Oriente Medio Ampliado” y que comparten demócratas y republicanos USA. Acabar con la configuración actual de los Estados en esta parte del mundo e instaurar una nueva que asegure el cerco sobre Irán, Rusia, China, poniendo a India a su servicio.

La táctica que sirvió para extender el poder de la OTAN (controlado por EEUU) en los países otrora pertenecientes a la ex- URSS, es la misma que desde la invasión a Afganistán, primero y a Irak después, se repitió en Libia, se intentó e intenta aún en Siria. Para acabar con el desmembramiento de este país se necesita del Líbano y destruir a Hezbolá. Esto aseguraría el camino para terminar con el “Eje de la Resistencia” que lidera Irán y tiene a Hezbolá como su principal fuerza militar para aglutinar en un solo frente a las milicias de Irak, Afganistán, Pakistán, Yemen y al movimiento Hamas de Palestina.

Líbano es clave no sólo por sus implicancias con el “Eje de la Resistencia”. Lo es respecto del apoyo de Rusia a Siria. Respecto de Turquía y la pretensión estadounidense del “Estado” kurdo cuyo tubo de ensayo se llama Rojava o “paraíso LGTBIQ”. Lo es también respecto de la “nueva ruta de la seda” que lidera China.

No sólo El Líbano es lo que está en juego para los “enemigos de la humanidad”.   

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Sputnik V contra Covid 19: Primero Rusia

Alizo Rojo

En momentos en que más países del mundo se suman al pedido de la vacuna Sputnik V contra el Covid 19 que Rusia acaba de registrar ante el Registro Estatal de Medicamentos del Ministerio de Sanidad de ese país, el eje sionista anglosajón encabezado por Estados Unidos y el Reino Unido y sus aliados europeos han lanzado su campaña de desprestigio atribuyéndole supuestos “riesgos” sin prueba científica válida.

En el artículo que adjunto (publicado por aporrea utilizando cables de Reuters del Reino Unido y de 20 minutos de España) usted puede advertir -como dato curioso- que los “miembros de la comunidad científica que han alertado de los “riesgos” de la Sputnik V, son todos estadounidenses e ingleses y “trabajan” en universidades y ONGs de estos países. Son: Peter Hotez, de Baylor College of Medicine en Houston, Texas, que se ocupa de vacunas; Francois Balloux, genetista del University College London; Danny Altmann, inmunólogo del Imperial College London; Florian Krammer, virólogo de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai en la ciudad de Nueva York.

Cada uno, a su modo, lamenta que “no saben lo que está haciendo Rusia”. Esto me recuerda a Octubre de 1957 cuando los estadounidense tampoco sabían que los rusos ya habían llegado a la luna y lo harían dos veces más antes que en 1969 (doce años después) Estados Unidos montara su reality show sobre el “alunizaje” del Apolo 11. «Los estadounidenses se sorprendieron cuando escucharon los pitidos del Sputnik. Es lo mismo con esta vacuna. Rusia llegó primero” ha dicho el CEO del Fondo de Inversión Directa de Rusia Kiril Dmitriev.

Quizás por esto la vacuna rusa se llama Sputnik V. Cinco veces -y son más- Rusia ha adelantado en investigación científica y avance tecnológico a Estados Unidos. No importa lo que digan supuestas “comunidades científicas”. Tampoco importa que los mentores de estas “comunidades”, y la prensa servil anticipen una faltante Fase III antes que la vacuna se administre a la población.

La vacuna ha sido registrada porque no había motivo para postergar este trámite habida cuenta el cumplimiento de todos los estudios y protocolos para confirmar su eficacia. Hay que advertir sin embargo, que su puesta en circulación está prevista para el 01 de enero del 2021. Tiempo en el que se harán los ensayos  de administración de la vacuna y de un placebo a miles de personas para ver si la vacuna previene la enfermedad; confirmar su seguridad y diagnosticar efectos secundarios que pueden no haberse observado en los ensayos más pequeños y en etapas anteriores. 

En una actitud opuesta a la campaña difamatoria iniciada por las “comunidades científicas” de Occidente y por la prensa a su servicio el presidente Putin ha invitado “a que sus colegas en el extranjero también sigan con su labor y que en el mercado de los fármacos y vacunas haya más remedios que se puedan utilizar».

https://www.aporrea.org/internacionales/n357877.html

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Líbano: Del asesinato de Hariri a la explosión en Beirut

Cada día son mayores las evidencias que probarían que la explosión en Beirut se trató de un ataque. La autoría apunta, una vez más, a la dupla germano-israelí integrante del eje sionista euro-estadounidense-israelí-saudí.

Alizo Rojo

Cada día son mayores las evidencias que probarían que la explosión en Beirut se trató de un ataque. La autoría apunta, una vez más, a la dupla germano-israelí integrante del eje sionista euro-estadounidense-israelí-saudí.

Esa dupla tiene como antecedente el asesinato del primer ministro libanés Rafic Hariri el 14 de febrero del 2005. Asesinato que se hizo utilizando un nuevo tipo de misil con gran poder destructivo producido en Alemania y disparado desde un avión no tripulado israelí. Otras 21 personas murieron en el ataque y los cuerpos quedaron calcinados. 250 personas resultaron heridas.

La explosión en Beirut del pasado 04 de agosto produjo una densa nube en forma de “hongo” similar a las detonaciones de un nuevo tipo de bomba “no-nuclear made in Germany” que los israelitas han hecho detonar en Siria y en sus ataques a Irán.

El nitrato de amonio sirve para fabricar fertilizantes pero también explosivos. Su detonación no produce nubes en forma de “hongo”. Las 2.700 de este elemento almacenadas en el puerto de Beirut habrían sido sólo un componente adicional para el ataque perpetrado.

Esperemos que las investigaciones que se lleven a cabo no corran la misma suerte que las del asesinato del ex-primer ministro Hariri.

Por entonces, la ONU, acatando las órdenes de sus amos sionistas, creó el llamado “Tribunal Especial para el Líbano” que fue formalmente establecido en el 2007 entre esa Organización y el gobierno libanés de ese entonces. No tiene validez alguna una vez terminado el gobierno de turno. Pero esto importa poco cuando la ONU trata de eximir a Israel y sus aliados de sus crímenes buscando otros culpables, como se verá más adelante.

Los   integrantes a los que se entregó la conducción del Tribunal -todos pro israelitas declarados y con un currículo espeluznante-, falsificaron declaraciones, ocultaron pruebas, chantajearon testigos y encarcelaron inocentes. Culparon a la resistencia libanesa encabezada por Hezbolá de cometer el asesinato sin aportar prueba alguna.

Trece años después de acumular arbitrariedades ese “Tribunal” sentenciará a cuatro generales libaneses (a los que ya tuvo presos durante 4 años) como “sospechosos” directos “aunque sin autor intelectual” del asesinato de Hariri y las 21 personas, e´ste 18 de agosto. Lo hará en “ausencia” porque los cuatro “sospechosos” están no habidos.

Contra todas las  pruebas y testimonios existentes sostendrá que el ataque se hizo con “un camión cargado de explosivos”. La prensa occidental, cristiana y sionista divulgó esta falsedad desde el mismo día del asesinato de Hariri y las 21 personas hasta la fecha. Ahora está celebrando el fallo de ese “Tribunal” espurio.

Con relación a la explosión del 04 de agosto en el puerto de Beirut los mentores del eje sionista y la prensa amarilla a su servicio, dicen que la explosión en Beirut se produjo por el cargamento de las 2.700 toneladas de nitrato de amonio y acusan a Hezbolá e Irán de estar detrás del hecho. ¿Qué les parece?

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Explosión en Beirut: Obra y gracia del eje sionista

Alizo Rojo

En un primer comentario del 4-08-20 (que se puede leer en mi blog), dije que lo ocurrido en Beirut sólo podía ser obra de la alianza sionista liderada por Estados Unidos e Israel con la complicidad de sus socios europeos, principalmente, de la «Madre Francia» y del Reino Unido. Sin dejar de lado a Arabia Saudita como furgón de cola. Contando, al interior del Líbano, con las corruptas autoridades, los corruptos funcionarios y militares siempre dispuestos a la genuflexión, la obsecuencia, el entreguismo.

Dije que los servicios de inteligencia de la alianza sionista (CIA, Mossad, M16, Istakhbarat o GID de Arabia Saudita, incluyendo la Dirección General de Seguridad Exterior de Francia sabían de la existencia de las 2.700 toneladas de nitrato de amonio almacenadas en algún lugar del puerto de Beirut.

Sobre esto, la prensa servil al sionismo ha dicho que el barco que transportaba la carga era ruso; que su capitán lo era igualmente; que navegaba con bandera de Moldavia y que había salido de Georgia. Estos dos países, afirma esa prensa, pertenecieron a la ex Unión Soviética, “la actual Rusia”. Agregan que el cargamento se dirigía a Mozambique y “no se explican” por qué se detuvo en Beirut. El sesgo insidioso de toda esta información es evidente.

Debo aclarar que Georgia (al margen de ser un productor-exportador de nitrato de amonio), es hoy un Estado cuyas fuerzas armadas y gobierno es controlado por Estados Unidos; que tiene el mayor gasto presupuestal destinado a  la compra de armamento que lo proveen este país y también Israel. EEUU quiere que Georgia cumpla con todos los protocolos exigidos por la OTAN para ser aceptado como miembro de pleno derecho en esta organización militar que tiene en su haber los más terribles genocidios y magnicidios como el de Yugoeslavia en 1999 y el de Libia en 2011, por citar solo dos.  

Georgia integra actualmente la llamada “Asociación para la Paz” (Partnership for Peace o PfP, por sus siglas en inglés). Esta “Asociación” surgió por iniciativa de EEUU tras la caída del Muro de Berlín para estrechar las relaciones de la OTAN con los estados europeos y euroasiáticos que habían pertenecido a la ex-Unión Soviética. Es una “asociación” adscrita a la  OTAN y a la fecha muchos de sus firmantes ya son miembros de pleno derecho alineados en contra de Rusia, China, Oriente Medio, África, Asia, América latina. La PfP fue formalmente aprobada en enero de 1994 en Bruselas-Bélgica en una autodenominada “Cumbre”.

Mozambique, por su parte, es uno de los países más pobres del África, pero es también base militar estratégica de los Estados Unidos. ¡Pura coincidencia!

Georgia y Mozambique advierten que las 2.700 toneladas de nitrato de amonio retenido en Beirut, tienen una relación directa y estrecha con la dupla siniestra EEUU-Israel y con el control que estos dos países ejercen sobre aquellos.

Lo que queda por resolver es si el destino de esas toneladas de nitrato de amonio (que no sólo se usa para la fabricación de fertilizantes agrícolas, sino también para fabricar explosivos de alto poder letal y expansivo) era efectivamente Mozambique o era precisamente el Líbano.

Debo subrayar al respecto que desde el 2006 en que Hezbolá derrota a Israel y obliga su retirada del territorio libanés, Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita supieron que -más temprano que tarde- esa “milicia” se convertiría en una seria amenaza para la hegemonía israelita en el zona y para los intereses geo-estratégicos de Estados Unidos y sus aliados sionistas en el Medio Oriente.

La presencia de Hezbolá en la guerra de Siria contra la Coalición liderada por Estados Unidos fue un factor decisivo para el triunfo sirio sobre los mercenarios del Daesh reclutados, armados y pagados por Estados Unidos, sus aliados sionistas europeos, Israel y Arabia Saudita.

Para el eje sionista resultaba impostergable prever cómo precipitar el fin de Hezbolá. Pero, entiéndase bien: Siendo Hezbolá la fuerza político-militar más temida por Israel, el objetivo estratégico para el eje sionista euro-estadounidense-israelí-saudí no es Hezbolá sino Irán y el “Eje de la Resistencia” liderada por este país. “Eje” que reúne a las milicias chiítas de Siria, del Líbano, de Irak, Afganistán y Pakistán, y a los hutíes de Yemen.

El “Eje de la resistencia” lo logró constituir el general iraní Qasem Soleimani, asesinado por los mercenarios sionistas estadounidenses, utilizando un dron, cerca del aeropuerto de Bagdad en enero del 2020.

Una proyección del “Eje de la Resistencia” podría ser lo que el analista sobre la realidad geoestratégica del Medio Oriente, Thierry Meissan, ha señalado como el objetivo estratégico de Irán definido en 2016: La constitución de una ‎Federación de Estados conformada por Líbano Siria, ‎Irak y Azerbaiyán.

En este contexto, la explosión de las 2.700 toneladas de nitrato de amonio no es un “accidente”, ni descuido alguno, ni irresponsabilidad que se le parezca. Responde a la intención sionista de instaurar una dictadura militar en el Líbano controlada desde el Pentágono a través del Comando Central de EEUU  (USCentCom), contando con el apoyo de la OTAN.

Hay que recordar que Estados Unidos mantiene una estrecha relación con el ejército libanés y dentro de este con el sector más afín a su influencia. El general indicado para asumir como “dictador” sería Joseph Aoun que, se dice, no tiene parentesco alguno con el presidente católico-maronita Michel Aoun.

Los sionistas creen que un “dictador” les serviría para atacar a Irán y desarmar a las milicias del “Eje” que se han convertido en la principal fuerza de contención del terrorismo sionista euro-estadounidense-israelí-saudí en cada uno de sus países. Sería un paso definitivo para neutralizar la alianza Hezbolá-Hamás y facilitar que los sionistas israelitas sigan masacrando al pueblo palestino y logren su propósito de anexionarse Cisjordania.

En lo interno, la dictadura militar modelo USA en el Líbano, facilitaría la apropiación israelí de los yacimientos de gas y petróleo en la zona limítrofe entre estos dos países. Actualmente los dos bloques en explotación en esta zona lo tiene un consorcio franco-ítalo-ruso.

La dictadura  permitiría igualmente dolarizar la economía libanesa; arrasar con su economía de subsistencia; imponer el modelo financiarizador para asegurar la continuidad del blanqueo de dinero proveniente de los cárteles de la droga de América latina y de la DEA; subir los impuestos al agua, la luz, el internet; arruinarle la vida a los libaneses. De antemano, y con el principal puerto destruido, el comercio internacional confronta serios problemas. Estos podrían prolongarse por años dada la magnitud del costo que significa la reconstrucción portuaria.

Eventualmente, los “milenials” continuarán reclamando su “primavera” sorosiana. El caos de la “sociedad abierta” antes que oponerse a cualquier dictadura le resulta “funcional”. Hacer del Líbano un “Estado fallido” para su destrucción es lo que esperan los sionistas enemigos de la humanidad. La resistencia les probará, una vez más, de qué lado está la historia.

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Beirut: Sionismo euro-estadounidense-israelí explota bomba

Israel afirmó que su Gobierno no tiene nada que ver con la explosión.  Ofreció ayuda humanitaria y médica al Líbano.

“Expertos” militares estadounidenses creen que la explosión no parece un accidente y sugieren que «una bomba de alguna clase» podría hallarse en el origen de la misma. Donald Trump, calificó lo ocurrido de «ataque».

A confesión de parte, relevo de pruebas.

EEUU, Israel, Arabia Saudita, el Reino Unido y la “Madre Francia” están profundamente comprometidos con la crisis de gobernabilidad del Líbano, con la corrupción institucionalizada de sus gobernantes, con la precariedad de su economía, con el lavado de dinero de los cárteles de la droga latinoamericana, con el esquema Ponzi de sus bancos que “produce” nuevos mil millonarios cada día.

Pero no sólo esto: ‎Estados Unidos e Israel pretenden imponer una arbitraria línea divisoria de la zona marítima libanesa para permitir que Israel  explote las reservas de gas existentes en el mar libanés. EEUU por su parte quiere instaurar una dictadura militar en Líbano para evitar que Hezbolá asuma su reconstrucción económica y política; cercar a Irán y seguir con su pretendido afán de desmembrar Siria.

Y no hay que olvidar a George Soros, sus ONGs y sus aprendices de mercenarios empujando las protestas en nombre de la “primavera libanesa” para generar el caos de la “sociedad abierta”.

Una autoridad libanesa dijo que la explosión se parecía a la de Hiroshima. EEUU y sus aliados se equivocan de nuevo. No pudieron amedrentar a la URSS en ese entonces, tampoco lo harán hoy con Hezbolá, con Irán o con Siria.

https://actualidad.rt.com/actualidad/362197-explosiones-beirut-muertos-heridos-danos?utm_source=Email-Message&utm_medium=Email&utm_campaign=Email_daily

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Covid-19-Socialismo y capitalismo: Diferentes respuestas

Alizo Rojo

Un efecto no esperado de la «Pandemia» inducida por los sionistas enemigos de la humanidad que tienen en Estados Unidos, el Reino Unido e Israel a sus tres cabezas, ha sido la lección de China, VietNam, Laos, Cuba, Venezuela en la contención de su expansión y su secuela de muerte y desolación. Se trata de países en los que el  pueblo no ha perdido su nivel de organización, su solidaridad y el respeto por la vida y por sus semejantes. Algo que sólo es posible cuando al rechazo por el capitalismo se apareja la militancia socialista. Este es un artículo de obligada lectura para la reflexión y para el entendimiento de que sigue siendo posible la libertad y la paz más allá del capitalismo, de su neoliberalismo y de su globalización.

El autor del artículo es Vijay Prashad historiador nacido en Calcuta-India. Periodista, comentarista e intelectual marxista. Director ejecutivo del Instituto Tricontinental de Investigación Social. Tiene 52 años y estudió en la Universidad de Chicago y en el Pomona College de California. (ar)

Pandemia Covid-19: Las diferentes respuestas de unos pocos países con gobiernos socialistas y de otros en el orden capitalista.

Vijay PRASHAD

17 de julio de 2020

Se ha dicho muy poco sobre el hecho de que países como Laos y Vietnam han podido controlar el coronavirus. No hay muertes confirmadas de Covid-19 en ninguno de estos países. Ambos estados del sudeste asiático limitan con China, donde el virus se detectó por primera vez a fines de diciembre de 2019, y ambos tienen relaciones comerciales y turísticas prósperas con China. 

India está separada de China por las altas montañas del Himalaya, mientras que Brasil y Estados Unidos tienen dos océanos entre ellos y Asia. No obstante, son  Estados Unidos , Brasil e India los que tienen un número sorprendente de infecciones y muertes. 

¿Qué explica la capacidad de países relativamente pobres como Laos y Vietnam para intentar romper la cadena de esta infección, mientras que los estados más ricos, en particular los Estados Unidos de América, han fracasado?

Nuestro equipo en Tricontinental: Institute for Social Research (Instituto Tricontinental de Investigación Social Instituto Tricontinental)  ha estado estudiando la forma en que los gobiernos en lugares como Laos y Vietnam han abordado la rápida propagación del coronavirus para responder mejor a esta difícil pregunta. 

Observamos de cerca las experiencias de tres países (Cuba, Venezuela y Vietnam) y un estado indio (Kerala). Estas investigaciones ahora se publican como nuestro tercer estudio CoronaShock, » CoronaShock and Socialism «. 

En esta investigación, nos quedó claro que existen cuatro diferencias principales entre la respuesta de Covid-19 de los países con un gobierno socialista y los países del orden capitalista:

Ciencia versus alucinación

En el momento en que los científicos y médicos chinos anunciaron que el coronavirus podría transmitirse entre los seres humanos el 20 de enero de 2020, los gobiernos socialistas entraron en acción para monitorear los puertos de entrada y probar y rastrear partes clave de la población. 

Establecieron grupos de trabajo y procedimientos para asegurarse de inmediato de que la infección no se fuera de control entre su gente. No esperaron hasta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró una pandemia mundial el 11 de marzo.

Esto está en marcado contraste con los gobiernos de los Estados Unidos, el Reino Unido, Brasil, India y otros estados capitalistas, donde ha habido una actitud alucinante hacia el gobierno chino y la OMS. 

No hay comparación entre la postura del primer ministro de Vietnam, Nguy  Xuân Phúc, y el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump: el primero tenía una actitud sobria y basada en la ciencia, mientras que el último se ha reído constantemente   del coronavirus como una gripe simple en junio. 24)

Miguel Guerra (Utopix, Venezuela), A los médicos cubanos (2020).

Internacionalismo versus jingoísmo y racismo

Trump y el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, parecen pasar menos tiempo preparándose para combatir el virus y más tiempo culpando a China por el virus; más preocupados por desviar su propia incompetencia que cuidar a su gente. Esta fue la razón por la cual el Director General de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus,  pidió  «solidaridad, no estigma». 

El jingoismo y el racismo no pudieron salvar a Estados Unidos o Brasil de la avalancha de la pandemia; Ambos países rápidamente se vieron inmersos en una grave crisis.

Mientras tanto, fue Vietnam, un país pobre que, en la memoria viva, fue  bombardeado  con armas químicas de destrucción masiva por los Estados Unidos, que envió equipos de protección a Washington, DC, y fueron los médicos chinos y cubanos quienes dieron la vuelta al mundo para ofrecer su asistencia en la lucha contra Covid-19. 

No se podían ver equipos médicos de los Estados Unidos, el Reino Unido, Brasil o la India en ninguna parte. Maridándose en el racismo, los  líderes peligrosamente  incompetentes de estos estados trataron de hipnotizar a sus poblaciones para que no se preocuparan. El precio que paga la población es muy alto. Esa es la razón por la cual el escritor Arundhati Roy  llamó para que un tribunal investigue a los gobiernos de Trump, Modi y Bolsonaro por lo que equivale a un «crimen de lesa humanidad».

Campaña #CubaSalvaVidas, “Enviamos un médico a Cuba; el médico se transformó en millones «, 2020.

Sectores público versus beneficio

El término «aplanar la curva» es una rendición a la realidad en los estados que han privatizado la atención médica y reducido sus sistemas de salud pública, que no pueden manejar una pandemia. 

Como mostramos en el  dossier no. 29  (junio de 2020), «La salud es una opción política», el asalto a los sistemas de salud pública llevó a la OMS a advertir sobre los peligros del aumento de cualquier pandemia en países que habían aceptado el mandato neoliberal de privatizar la prestación de servicios de salud.

Países como Vietnam y Cuba pudieron confiar en sus sistemas de salud pública y su sector público para producir lo que fuera necesario para combatir el virus, desde equipos de protección hasta medicamentos farmacéuticos. Esta es la razón por la cual fue  Vietnam, un país pobre, el que pudo enviar a Estados Unidos, un país rico, medio millón de unidades de equipo de protección.

Acción pública versus parálisis y atomización

Kerala, un estado de 35 millones, vio a sus numerosas organizaciones masivas de jóvenes y mujeres, trabajadores y campesinos, así como a sus muchas cooperativas, entrar directamente en el proceso de romper la cadena de infección y proporcionar alivio a la población. 

Una cooperativa, Kudumbashree, compuesta por 4,5 millones de mujeres, producía máscaras y desinfectantes para manos en enormes volúmenes, mientras que los sindicatos construían sumideros en las estaciones de autobuses. 

Este tipo de acción pública fue evidente en todo el mundo socialista, desde los Comités de Defensa de la Revolución de Cuba, que se movilizaron para hacer máscaras y apoyar campañas de salud, hasta las cocinas comunitarias de Venezuela y los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), que ampliaron las entregas de alimentos para garantizar que se satisfagan las necesidades nutricionales de las personas.

Este nivel de acción pública simplemente no está disponible en los países capitalistas avanzados, donde las organizaciones de masas se han atado y la acción voluntaria se ha profesionalizado en organizaciones sin fines de lucro (ONG). Es irónico que en estas grandes democracias, las poblaciones hayan sido atomizadas y hayan llegado a depender de la acción estatal, que permanece decididamente ausente.

Hiep Le Duc (Vietnam), («¡Quedarse en casa es amar a su país!»), 2020.

Es por estas razones que Laos y Vietnam no han tenido muertes, y que Cuba y Kerala pudieron mantener bajas las tasas de infección. Si no fuera por las personas  infectadas  en los países vecinos de Venezuela (Brasil y Colombia), sumidas en políticas neoliberales, el número de personas infectadas sería aún menor, aunque el total actual de 89 muertes por Covid-19 en el país palidece junto a los 72,151 de Brasil, el US 137,000 y Colombia 5,307. Vale la pena señalar que, a pesar de esta gran discrepancia en los números, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aún insistiría en la gravedad no solo de la enfermedad en sí, sino del valor de cada una de las 89 vidas perdidas.

Pero países como Laos, Vietnam, Cuba y Venezuela enfrentan serios desafíos, habiendo sido capaces de contener el virus. Cuba y Venezuela siguen amenazados por un cruel   programa de sanciones establecido por los Estados Unidos; no pueden acceder fácilmente a suministros médicos o pagarlos fácilmente.

Un funcionario del gobierno de  Laos  me dijo: “Derrotamos la crisis del virus. Ahora vamos a ser derrotados por la crisis de la deuda, que no creamos. «Este año, Laos tendrá que pagar $ 900 millones de dólares para cubrir los intereses de su deuda externa. Sus tenencias totales de divisas ascienden a menos de $ 1 mil millones. 

La recesión del coronavirus, en ausencia de la cancelación universal de la deuda, ha producido un serio desafío para estos gobiernos socialistas que han podido manejar valientemente la pandemia. Un llamado a la condonación de la deuda en este contexto es una cuestión de vida o muerte. Esta es la razón por la cual es una parte clave de la “ Agenda de diez puntos para el sur global después de COVID-19. «

Por una buena razón, mi mente vagó por poetas y militantes de una era anterior que lucharon para producir humanidad en el mundo. Se me ocurrieron dos poetas iraníes, ambos asesinados de diferentes maneras por la dictadura del Sha Reza Pahlevi (aliado de Estados Unidos):  Forough Farrokhzad  (1934-1967) y Khosrow Golsorkhi (1944-1974). El maravilloso poema de Farrokhzad: «Alguien que no es como nadie», insta a la llegada de alguien que venga y distribuya el pan, distribuya el jarabe para la tos ferina y distribuya los números de admisión al hospital. Ella murió en un accidente automovilístico. dLas circunstancias son misteriosas.

Golsorkhi fue acusado de conspirar para matar al hijo del Sha. En su juicio, anunció: “Como marxista, mi dirección es hacia la gente y la historia. Cuanto más me atacas, más lejos estoy de ti y más cerca estoy de la gente. Incluso si me entierras, y ciertamente lo harás, la gente hará banderas y canciones de mi cadáver». Dejó muchas canciones preciadas, incluida una que nos da el título de este boletín y es una exhortación contra la incertidumbre de nuestro tiempo:

¡Debemos amarnos los unos a los otros! Debemos rugir como el Caspio incluso si no se escuchan nuestros gritos, debemos unirlos. Cada latido debe ser nuestra canción, el enrojecimiento de la sangre, nuestro estandarte,
nuestros corazones, el estandarte y la canción.

Tricontinental: Instituto de Investigación Social a través de  consortiumnews.com

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«Falsa pandemia y manipulación social»

Sin nada que agregar o quitar. De eso se trata cuando un escrito tiene la claridad y contundencia que sólo deja lugar al entendimiento y la reflexión. Esta es la segunda vez que me apropio de un artículo de Antonio Martínez Belchi y pido disculpas por mi atrevimiento. Las referencias a personas e instituciones entroncadas con las “viejas” dinastías de la Élite global del poder mundial actual obligan al lector a indagar sobre sus tenebrosas historias. Igual sobre la de los “filántropos” globales de la “sociedad abierta” y la “cuarta revolución”. Obligan igual a enterarse sobre los periodistas “contestarios” españoles de buen vivir; sobre VOX; sobre las “lideresas” del “buen” feminismo político de Francia e Italia. (rr)

Falsa pandemia y manipulación social

Antonio Martínez Belchí 

elmanifiesto.com 26 de mayo de 2020

1. ¿Qué es realmente una pandemia?

Finales de mayo de 2020. Nos encontramos en plena fase de “desescalada” de la pseudopandemia del Covid-19 y cada vez se hace más evidente que asistimos a una operación sin precedentes de manipulación social a escala planetaria.

Ahora bien: ¿realmente es posible un engaño colosal delante de nuestras mismas narices? Nuestra razón y nuestra dignidad se rebelan ante tal insinuación. Nos manipulan –lo sabemos– con sutiles trucos psicológicos en el supermercado para que compremos ciertos productos antes que otros y mucho más de lo que necesitamos. Sabemos que nuestra sociedad está llena de tales triquiñuelas, tal vez necesarias para la buena marcha de un sistema económico basado en el consumismo. Sin embargo, ¿cómo admitir un engaño masivo en algo tan serio como el Covid-19, supuestamente la pandemia más grave acaecida en el mundo desde hace más de un siglo?

Y ya aquí, en la misma noción de “pandemia”, nos tropezamos con el primer motivo para sospechar. Resulta que, hasta 2009, la Organización Mundial de la Salud la definía oficialmente como “la infección producida por un agente infeccioso, simultánea en diferentes países, con una mortalidad significativa en relación con la proporción de población infectada”. Sin embargo, en 2009, por razones nunca aclaradas, se suprimió de esta definición el requisito de la “mortalidad significativa”, con lo que sólo quedó el de la amplia extensión geográfica. Evidentemente, se pasó a utilizar desde entonces un concepto más laxo y amplio de “pandemia”. ¿Por qué?

Cabe suponer razonablemente que para convertir la noción de pandemia en una herramienta susceptible de un más fácil uso político, según las conveniencias estratégicas de la OMS, cada vez más sometida a los dictados, los intereses y la financiación del llamado Big Pharma –el conglomerado de las grandes farmacéuticas– y de fundaciones como la Rockefeller o la de Bill & Melinda Gates.

De modo que, según vemos, con la antigua definición, la tradicional, la crisis del Covid-19 no se podría haber calificado oficialmente como “pandemia”, tal como ha hecho la OMS en marzo de 2020. La mal llamada gripe española de 1918-1919, con más de 25 millones de víctimas en todo el mundo –y hay estimaciones que incluso doblan esa cifra– sí que fue una auténtica pandemia en sentido propio. El Covid-19 constituye un problema sanitario real, no lo negamos; pero, con su baja tasa de letalidad en relación con la población infectada, no es en absoluto una pandemia en el sentido clásico del término.

2. “La realidad es una construcción social”

Ahora bien: ese “sentido clásico del término” no es el único que las palabras pueden tener. Según la teoría posmoderna del lenguaje, tan deudora de la sofística griega y de los presupuestos filosóficos de un Richard Rorty, el lenguaje no sólo refleja la realidad, sino que también la crea. Como sabemos, según los psicólogos sociales la realidad como tal no existe, sino que es una “construcción social”. ¿Será posible que incluso algo aparentemente tan “objetivo” y “real” como la pandemia del Covid-19 sea una construcción social, e incluso una creación artificial, provocada intencionadamente?

En defensa de esta tesis, que resultará chocante para muchos, podemos empezar acudiendo a la “teoría de la verdad por defecto”, desarrollada por Timothy Levine, profesor de Psicología en la Universidad de Alabama. Según sus investigaciones, existe en los seres humanos un “sesgo de veracidad” (truth bias), es decir: en los procesos cognitivos, existe una aceptación acrítica de que el otro, que me dice algo, me está diciendo la verdad. Y ello no constituye síntoma de una credulidad culpable y que debamos criticar sin matices, ya que esa confianza básica en que los mensajes que nos llegan son verdaderos constituye el fundamento que ha hecho posible la sociedad y la civilización. Una desconfianza permanente conduciría a un pernicioso recelo que habría abortado toda posibilidad de cooperación; y, sin cooperación, volveríamos a una especie de estado de naturaleza hobbesiano, a una guerra de todos contra todos que nos sumiría en la más absoluta barbarie.

Por supuesto, los psicólogos y científicos sociales del londinense Instituto Tavistock, una de las reservas de materia gris de la Élite globalista, conocen perfectamente esta teoría. Una vez que existe una “verdad oficial” acerca de un acontecimiento, esta versión de los hechos, que se adelanta a todas las demás, tiene unas probabilidades muy altas de vencer e imponerse: ha de ocurrir una auténtica catástrofe para que no sea así. Por ejemplo, se nos dice que ha aparecido un nuevo coronavirus en un mercado de animales de Wuhan, que ese virus se ha extendido rápidamente por todo el mundo y que nos hallamos inmersos en una gran pandemia. Tal vez haya alguna información que se nos ha ocultado –el Gobierno chino no es un ejemplo de transparencia–, pero básicamente –creemos– las cosas han sido así. Luego caben modulaciones subjetivas, como decir que todo esto del Covid-19 es una venganza o una legítima defensa de Gaia contra las agresiones antiecológicas humanas, etc., etc; pero –lo saben en Tavistock– el grueso de la población, universitaria y no universitaria, ya no saldrá de este marco mental, el de la teoría oficialista. Sobre todo si los grandes medios de comunicación de masas nos bombardean con informaciones sobre el Covid-19 y silencian cualquier versión alternativa.

Y es que necesitamos creer en la realidad efectiva del mundo. La duda metódica cartesiana está bien como ejercicio teórico, pero sería absolutamente perniciosa llevada a la vida cotidiana. Pese a haber sido educados en el heliocentrismo copernicano, a efectos prácticos seguimos instalados inconscientemente en el geocentrismo aristotélico y decimos que “el sol se pone” o “que acaba de salir”. Venidos al mundo social y político, siempre existe una versión oficial de las cosas que se impone como dominante: sobre el incidente de Roswell, sobre Alcásser, sobre el 11-M. Como periodista, sabes que, si te sales de esa versión oficial, te puedes convertir en un apestado e incluso pueden tambalearse los cimientos de tu vida –véase lo sucedido, en relación con el caso Alcásser, con Juan Ignacio Blanco–. La versión oficial, la difundida por los titiriteros platónicos, constituye siempre un refugio seguro. Dentro de ella, como articulista –por ejemplo–, puedes ser irónico o académico, sofisticado o divulgativo. Dispones de un cierto margen de maniobra. Y no correrás riesgo significativo alguno siempre que no choques frontalmente contra esa versión oficial.

3. Sobre el ambiguo lugar del periodismo

Así pasa también con la pandemia del Covid-19. Si eres periodista de El Mundo o El Confidencial, pongamos por caso, sabes que no puedes salirte del relato canónico, el que arranca con un murciélago en el mercado de Wuhan. Como navegas mucho por Internet, sabes perfectamente lo que se cuenta sobre Bill Gates y el coronavirus por páginas web alternativas y en las redes sociales; pero sabes también que, para ti, ese territorio está informativamente prohibido. Como columnista de tales medios, puede aparecer en tu artículo una referencia irónica o despectiva, como de refilón, sobre alguna teoría conspirativa. Tal vez en privado te parezcan interesantes o incluso plausibles; pero, en público, sabes que, si les dieras aunque sólo fuera un ligero pábulo, pondrías en juego tu prestigio, y quién sabe si también algo más.

Pongamos ahora que eres, por ejemplo, Íker Jiménez, que es un hombre íntegro y un periodista de raza. A finales de febrero, Íker fue el único que dio la voz de alarma sobre el tsunami sanitario que se nos venía encima, exponiéndose a las burlas y menosprecios de sus colegas de profesión, pero ganándose unos galones en términos de credibilidad que nunca tendrán tantísimos de sus compañeros dedicados al periodismo serio. Íker Jiménez es un hombre valiente que se la ha jugado más de una vez; y, sin embargo, me parece que también él está padeciendo los efectos de la “ley del silencio” que los medios occidentales –y muy señaladamente los españoles– están imponiendo en el tema de la pandemia. En tales medios, aparecen cada vez menos noticias sobre la polémica en torno al origen de la crisis del Covid-19: se da por sentado que el relato oficial –el del mercado de Wuhan, el del murciélago o el pangolín– ya resulta inamovible. De manera que se convierte en algo también cada vez más difícil ponerse a discutir lo que ya parece sólidamente establecido como “cosa juzgada”. Como periodista, eres consciente de las enormes resistencias con las que te vas a encontrar, y de que, además, si das cancha a teorías conspirativas como la de Bill Gates, te pueden asociar a medios como El Toro TV –antigua Intereconomía–, ampliamente vinculada ideológicamente con Vox, y no quieres significarte de esa manera, ni dar pie a unas asociaciones o conexiones que tú mismo no deseas fomentar. De manera que Íker Jiménez, entre la espada y la pared, se dedica a estar un poco, digamos, en stand by, metiendo en el congelador –al menos por el momento– las tesis del impetuoso Enrique de Vicente sobre el Nuevo Orden Mundial y la intencionalidad de la pandemia, y dedicándose a hacer programas interesantes con Pedro Baños, el doctor Gaona y otros expertos en su canal de Youtube, pero sin arriesgarse de verdad a apostar abiertamente por la teoría de la conspiración que apunta –sin pruebas irrefutables, pero sí con datos concretos, no con meras suposiciones y conjeturas– a la Élite globalista de Soros, Gates y compañía.

Seguramente, Íker Jiménez no puede ir más rápido de lo que va, aun a riesgo de que lo califiquen como “disidencia controlada”. Cada periodista, cada medio, tiene sus propias circunstancias y una determinada misión que cumplir. El Mundo o El Confidencial, y no digamos ya El País La Sexta: hacer como que informan, cuando en realidad informarse con ellos garantiza que no vas a entender nada de nada. Íker Jiménez: ejercer como enlace mainstream entre la opinión pública y el mundo de la información alternativa. Un medio como El Toro TV: ir mucho más allá de eso y hablar abiertamente de la acción de George Soros en España, de sus intervenciones en el proceso independentista catalán, de la poca confianza que inspira el “filántropo” Bill Gates, etc., etc. Y lo puede hacer porque dispone de un marco de pensamiento más amplio desde el que hacerlo: frente al globalismo y “progresismo” anglosajón de un George Soros, frente al consenso que se dio en su día de los medios occidentales a favor de Hillary Clinton y en contra de Trump, frente a la Bruselas comunitaria, tecnocrática y sin alma, la tradición del pensamiento hispánico-católico que invoca a Francisco de Vitoria, a Menéndez Pelayo y a Ramiro de Maeztu. No son éstas las únicas referencias intelectuales de El Toro TV –están también Jünger, Chesterton y muchos otros–; pero ya ellas solas explican la libertad y naturalidad con que este canal de televisión habla sobre lo que en todos los demás medios españoles constituye un tabú. Probablemente, a día de hoy sólo la Elvira Roca Barea de Fracasología y ciertos artículos dominicales de Juan Manuel de Prada en XL Semanal se muevan en una línea argumentativa similar. Más allá de esto –y exceptuando medios como El Manifiesto–, ya sólo quedan los medios de Internet y canales de Youtube alternativos, con una importante microinfluencia capilar en determinados sectores sociales, pero sin capacidad para generar una opinión pública dominante.

4. En el camino político: de Marion Maréchal a Sara Cunial

En cuanto al panorama político, la situación resulta bastante desalentadora. Por lo que se refiere al ámbito español, es seguro que muchos diputados y dirigentes nacionales de Vox ven los programas de El Toro TV y, cercanos a los análisis de tipo general de Marion Maréchal y de su ISSEP, comparten en privado la convicción de que el más plutocrático capitalismo transnacional anglosajón se encuentra detrás de la pseudopandemia del coronavirus. Sin embargo, en el actual contexto cultural español, resulta muy difícil trasladar esta convicción privada hasta, digamos, la tribuna del Congreso. Arcadi Espada desprecia públicamente a Marion Maréchal, Raúl del Pozo trata con desdén a Santiago Abascal. En cuanto al debate de fondo sobre la pandemia en los grandes foros públicos españoles –¿qué ha sido de las terceras de ABC?–, sencillamente no existe: todo lo que suene a un análisis de corte neofalangista sobre cualquier nueva “conspiración judeo-masónica” queda automáticamente desacreditado, como folklore hispánico afín a la Fundación Francisco Franco. De manera que, aunque se quiera –que no sé si se quiere– introducir esta discusión en el debate público, son tales las dificultades para conseguirlo en el culturalmente paupérrimo panorama político español de la actualidad, que los dirigentes de Vox, al menos por ahora, parecen estar renunciando a librar esta batalla.

Por lo que atañe al panorama internacional, la situación no se presenta mucho mejor. Los grandes medios occidentales han impuesto el storytelling oficial: esa sopa de murciélago, ese sabroso pangolín, esos chinos que emplean el cuerno de rinoceronte como afrodisíaco y que se lo comen todo… Los políticos occidentales han asumido el relato canónico del Covid-19 y se limitan a capear como pueden los efectos económicos de la pandemia (aunque habría que escuchar sus conversaciones en privado). Se alzan algunas voces críticas, no muchas. Suecia ha ido por libre, sin confinamiento (y no parece que se haya provocado allí una hecatombe sanitaria); Noruega tampoco ha decretado el arresto domiciliario de la población. Por su parte, la Bielorrusia de Lukashenko va a su aire, con muy leves precauciones (y tampoco allí parece que se esté desatando el apocalipsis). En cuanto a Bélgica, este país caótico y absurdo, en crisis permanente, la población ha seguido yendo a los parques y se ha tomado la pandemia como una molestia más, añadida a otras muchas preexistentes –¡qué incómodo es ser belga!– y con la que lidiar con un poco de prudencia, bastante de estoicismo y mucho sentido del humor (¿qué humorista habría sabido inventar las surrealistas prohibiciones de los amigos belgas?). Fuera de Europa, un país como la Nicaragua de Daniel Ortega escandaliza a sus civilizados vecinos de Costa Rica y se dedica, en apariencia, a confiar en Dios y seguir con su vida normal en medio de la supuesta pandemia global. Para no arruinar del todo al país. Para alcanzar la ansiada inmunidad de grupo. Lo que Boris Johnson quiso y al final no pudo hacer.

En cuanto a voces políticas concretas, podemos citar algunas que se salen del aburrido guion oficialista. Como Nayib Bukele, presidente de El Salvador, que ha dicho sin ambages en Twitter que, aunque no nos demos cuenta, ya ha empezado la Tercera Guerra Mundial (si bien existe debate en las redes en cuanto a qué ha querido decir). Como John Magufuli, presidente de Tanzania, que ha puesto en duda públicamente la fiabilidad de los tests e invita a la población a juntarse en grandes eventos como los deportivos, precisamente para entrar en contacto con el virus e inmunizarse (los epidemiólogos suecos no dicen exactamente esto, pero su lógica al criticar el confinamiento sigue en el fondo una línea argumentativa similar). Y, sobre todo, como la diputada italiana del Grupo Mixto Sara Cunial, hasta ahora la única política occidental que se ha atrevido a denunciar en sede parlamentaria que la pandemia del Covid-19 es, en realidad, una macrooperación de guerra psicológica con el objetivo de provocar un cambio disruptivo en el mundo, al servicio de las élites plutocráticas transnacionales. Procedente del Movimiento Cinco Estrellas –partido del que fue expulsada por no seguir la línea oficialista–, Sara Cunial, licenciada en Química Industrial, se ha significado como activista contra la instalación de las antenas 5G, muy peligrosas para la salud humana, pero esenciales para el “mundo post-Covid-19” que la Élite globalista ha diseñado. De momento, su valiente denuncia en el parlamento italiano es todavía una simple voz aislada. Esperemos que deje de serlo en el futuro.

5. Una cita en la encrucijada: entre la obediencia y la rebelión

Y, mientras tanto, la vida sigue y el relato oficial se afianza. En España, andamos entretenidos ahora con el tema de las mascarillas (la sabiduría popular que se escucha en las terrazas de los bares ya tiene analizado el tema: cuando no las había, se decía que no hacían falta; ahora que las hay, se dice que son imprescindibles. Criterio científico a tope). En cuanto a la Élite que liberó el coronavirus en Wuhan y que transita en sus jets privados entre Ginebra, Londres y Nueva York, el plan les está marchando realmente bien. El Instituto Tavistock ha hecho un buen trabajo de diseño y análisis. La sociedad humana es mucho más moldeable y dirigible de lo que querríamos creer. Experimentos clásicos y bien conocidos lo demuestran: el experimento de Solomon Asch, el de Stanley Milgram, el de la cárcel de Stanford; sin olvidar las siempre fecundas enseñanzas de Skinner (no olvidemos que un conductismo radical fue la filosofía que Huxley imaginó como base teóricopráctica para su Mundo Feliz). Y sin olvidar tampoco el Efecto Hawthorne: los obreros de la fábrica rinden más cuando sienten que son observados y estudiados. Para lo cual se necesita, claro, un Gran Observador. Tal vez un Gran Hermano. Tal vez, en fin, y para decirlo de una vez, un Gran Amo y Señor.

Decía Mark Twain que “es mucho más fácil engañar a los hombres que convencerles de que han sido engañados”. Una gran verdad, ciertamente. Y en esas andamos ahora mismo: muchos, acostumbrándose a vivir en el gran engaño del Covid-19; algunos, luchando para que sus conciudadanos reaccionen y se den cuenta de él.

Y es una batalla en la que la derrota es un lujo que no nos podemos permitir.

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